sábado, mayo 21, 2005

Fernando

Quería inaugurar el blog hablando de los personajes que pueblan (poblaron es más correcto, pero eso lo contaré en otro post) esa ventana, empezando por el inimitable Fernando. El problema es que quería ser bueno, porque quien lea esto va a creer:

1- Que soy un "hijoeputa" integral, abusón y "malagente"... que se ríe de los pobres desgraciados

2- Que pobrecito Fernando, que no se merece estar con bichos como nosotros.

Ante tales injustos (e inapropiados) epítetos, debo decir que al que se crea realmente que Fernando es un pobre desgraciado de la vida al que sus amigos maltratan le invito a salir un par de fines de semana en su compañía.

Nombres como Schreek (¿se escribe así?) o el troll acuden raudos a mi cabeza por haber oido hablar de él en estos términos muchas veces. Sin embargo, creo que si tuviese que compararlo con algún personaje conocido acudiría, como acertadamente hizo ya Don Pérez (otro amigo del que hablaré), al famoso Don Pimpón. ¿Recuerdan el Barrio Sésamo de Espinete? Si sólo lo recuerdan vagamente les diré que era aquel personaje que en las títulos de crédito del final (junto a la famosa canción del "nanana" célebremente versionada en Hard Core) aparecía intentando, con bastante poca fortuna, esconder su oronda barriga detrás de un árbol.

Fernando tiene una cabeza redonda y de tamaño considerable (en un día de sol, si te pasa al lado, un oscuro eclipse cobrará forma). Esto hace que sus ojos parezcan minúsculos (aunque tal vez sea el efecto de los inquietantes vidrios de sus gafas), tanto, que lo cierto es que nunca he vislumbrado su color.

Pero lo más sorprendente de Fernando son sus manos, y en concreto los dedos. Podríamos llamarlo Fernando manos-manillaplátanos. Cada dedo de Fernando es del doble del grosor de un dedo normal. Imagínense como será que cuando le pidieron las huellas dactilares para ponerlas en el DNI tuvo que usar el meñique en lugar del pulgar... o que todavía no ha encontrado un móvil en el que consiga marcar menos de tres números a la vez.

Otra cosa que Fernando tiene grande, según una versión que sólo corrobora él mismo, es su aparato reproductor. En sus propias palabras: "25 por 15". Sí, casi como el concurso de Sobera. En lo que no se aclara muy bien es si el 15 es de circunferencia, diámetro... ¡o radio! Es un hecho comprobable que muchos tíos (no digo que todos porque no quiero abusar del tópico) se miden la longitud de su "bisha" en plena alegría estimulativa, lo raro es medir además su grosor... Pero si tiene los dedos que tiene... Volveré a este tema en otro momento.

Si llegas a verlo en la playa, o simplemente en pantalones cortos (ni hablar de verlo con un bañador marcapaquetes como llevó una vez... todavía tengo pesadillas) observarás que su cuerpo carece de componente "envellecedor". Aparte de la poblada mata de su cabeza, el resto de su piel es campo baldío, lo cual provoca no pocas envidias entre las chicas del grupo.

Toda esta descripción estática de Fernando necesita un poco de movimiento... movimiento ritmico... en definitiva... TICS. Todo él es un maremagnum de gestos faciales y manías distribuidas por toda su anatomía. Sus ojos parece que continuamente están telegrafiando algún mensaje secreto: cierro, abro, cierro, abro, cierro dos veces rápido... Sus manos acuden raudas a encender un nuevo pitillo cuando el anterior no ha tocado el suelo: es la única manera de mantenerlas mínimamente entretenidas. Y un gesto que repite constantemente es el de subirse los calcetines, aún no sé si por problemas de elásticos o por una simple cuestión física, al carecer de pelos que añadan rozamiento que se enfrente contra la fuerza de la gravedad de esta prenda.

Fernando es tartamudo. Podría hacer un tratado sobre la tartamudez porque no es el único "tartaja" del grupo, lo que me ha hecho descubrir que no hay dos tartamudeos iguales. Cuando Fernando habla, tarda el doble que en decir cualquier cosa, pero no porque repita las sílabas, sino porque las alarga. "EEEEEehhhhhh, ccccc...hiiii.....ccccooooosssssss, nnn....ooooo vv...ooyy abebermás". Sí, la última parte de las frases suele soltarla toda junta. Es curioso, aunque ya me habían dicho que es algo habitual: si canta no tartamudea... y tampoco si imita a otra persona. El problema de esto es que, aunque uno se arme de paciencia y decida escucharle, termina completamente desquiciado y con la oreja sangrando a causa de los continuos embates de su embravecida charla.

Creo que con esto ya pueden reconocer a este entrañable personaje su se lo encuentran por la calle... Sólo advierto una cosa, si se les ocurre reirse de él tendrán que vérselas conmigo y todos mis colegas, porque Fernando es un AMIGO y con él no se mete nadie...

1 Comments:

Blogger infopoeta said...

Bueno, es verdad que la temática puede resultar "incorrecta" a primera vista, sobre todo para los más "políticamente correctos" (una especie peligrosa) pero bueno, ya habías avisado, y la verdad es que el post ha tenido bastante gracia con cosas como lo del rozamiento de los pelos o lo del Sobera, aunque tío, lo del eclipse no cuela, o lo pondrás por lo que otros te han contado, porque seguro que tú le sacas una cabeza de altura :D.

11:45 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home